Confucius said
To go too far is as bad as to fall short.
Confucio dijo
Ir demasiado lejos es igual de mal como no llegar bastante.
Today is the end of a four day orgy of festivities from the village of Cuellaje, the small town twelve kilometres away at the bottom of the mountain where I have been going to connect with the outside world once a week.
Like any small festival in any small town in any small corner of the world, there are pros and contras. Think of one of the squares near to where you live in Spain or Ireland and you will imagine the hub of life in Cuellaje. Everything happens here, and there are two more streets, so don't expect to see a whole lot else. The alien vendors arrive during the festivities to take advantage of the extra trade, selling illegal cds, illegal jeans, kebabs, candyfloss and other wicked delights. The local school is converted into a dancehall, headquarters of administration and meeting point. The street corners are turned into illegal bars where during the day some beer and laughter rein and during the wee hours of the morning they turn into outdoor bathrooms and bedrooms of the worst kind for the local drunks.
During the four-day extravaganza, Thursday and Friday are largely dedicated to the children. On Thursday, there is a gymnastic exhibition and sports day for the children. For weeks, the children have been in training at school in long jump, high jump, long distance running and other events to get ready for the games. There were a lot of second and third place medals in my school, a good enough result, but it is fairly obvious that the sports training is a little like English teaching. The teachers have little to no knowledge in technique for controlling and using the body and the children often don't realise their full potential because of it.
Other events include a puppet show for the children, a competition by the candidates for the potential Queen of Cuellaje, volleyball and football tournaments, a motorbike spectacle, a horseriding parade through town, rather innocent bullfighting in the bullring, (which happens to be square but that doesn't really matter. The main point is that the bull isn't killed), local dances, with a lot of salsa, merengue and bachata, food on the street, including roast cuy (still can't bring myself to eating that poor helpless little guinea pig) and so on and so on.
With such a density of activities, one would wonder where one finds time to get bored; but it is also true that everything happens slowly and not over-enthusiastically here. You will rarely find people screaming and shouting and getting over-excited about any event. Every now and again you will hear a faint gasp of admiration as the locals enjoy the manoeuvres of the motorbikes or the teasing of the bull. Perhaps even the permanent presence of the expression "Viva Cuellaje!" might catch your attention. But this is the height that the Cuellaje excitement can reach.
The best part of the festival for me was perhaps the opportunity to get to know my fellow teachers outside of the classroom. We made dinner together, we drank and laughed and they taught me the local folkloric dances. It was a true cultural experience. The election of the festival queen was also an eye-opener as the candidates were interviewed, had to sing and dance, almost to the level of Miss Universe.
Four days of festivities left me drained of energy and desperate to get back to the healthy mountain lifestyle. It's perhaps just as well that local festivals usually only happen once a year.
La fiesta se ha terminado
Hoy es el fin de una orgía de cuatro días de festividades del pueblo de Cuellaje, un lugar pequeño doce kilómetros abajo del monte donde voy todas las semanas para conectarme con el resto del mundo.
Como cualquier festival pequeño en cualquier pueblo pequeño en cualquier rincón pequeño del mundo, hay pros y contras. Pensad en una de las plazas cerca a donde vives en españa o irlanda y imaginarás el centro de la vida en Cuellaje. Todo pasa aquí y hay dos calles más, entonces no debe esperar mucho más. Los vendedores forasteros llegan durante las festividades para aprovechar del negocio extra, vendiendo cds ilegales, pinchitos, algodón y otras delicias malvadas. El colegio local se convierte en una sala de baile, centro administrativo y punto de encuentro. Las esquinas de las calles se convierten en bars ilegales donde durante el día reignan la cerveza y la risa pero durante las horas tempranas de la mañana, se cambian a letrines exteriores y dormitorios del peor tipo para borrachos locales.
Durante la extravaganza de cuatro días, el jueves y viernes están dedicados en gran parte a los niños. El jueves hay una exposición de gimnasia rítmica y un día de deportes para los niños. Durante semanas, los niños estaban ensayando en su colegio para hacer el salto largo, el salto alto, resistencia y otros eventos en preparación para los juegos. Había muchas medallas de segundo y tercero de mi colegios; un resultado bastante bueno, pero también es evidente que la enseñanza de los deportes es un poco como la enseñanza del inglés. Los profesores saben poca técnica para controlar e usar el cuerpo y los alumnos muchas veces no realizan su potencia completa por falta de técnica.
Otros eventos incluido en el festival fueron un show de títeres, un concurso para la reina de Cuellaje, unos partidos de voley y futbol, un espectáculo de motos, un desfile de caballos, una corrida de toros bastante inocente en la plaza de toros (que por cierto es cuadrado, aunque eso no importa. Lo que sí importa es que no matan al toro), bailes locales con mucha salsa, merengue y bachata, comida en la calle, incluido el cui asado (todavía no he podido hacer el paso a comer un pequeño conejo de indias sin defensas) y más y más y más.
Con tal densidad de actividades, uno debe pensar donde se encuentra el tiempo para aburrirse, pero también es verdad decir que todo va pasando lentamente aquí, y no con demasiado entusiasmo. Rara vez encuentras a gente gritando o sobre-excitándose sobre ningún evento. Cada vez en cuando, se oye un respiro de admiración mientras los del pueblo disfrutan de las maniobras de alguna moto o de tantear al toro. Quizás la presencia permanente de la expresión "¡Viva Cuellaje!" puede ser bastante para llamar tu atención, pero es el colmo de la excitación ya para la gente del pueblo.
La mejor parte del festival para mi quizás fué la oportunidad de conocer un poco mejor fuera de la clase, los profesores que trabajan conmigo. Hicieramos la comida juntos, bebimos y reímos y me enseñaron los bailes típicos folklóricos de la zona. Fué una experiencia verdaderamente cultural. La elección de la reina del festival también me abrió los ojos mientras entrevistaron las candidatas, tuvieron que cantar y bailar, casi al nivel de exigencia que Miss Universe.
Cuatro días de festividades me dejó en pedazos sin energía y desesperada para volver a la vida sana del monte. Quizás es igual de apropriado que los festivales locales suelen pasar sólo una vez por año.
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