View from the San Antonio Finca

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sábado, 7 de agosto de 2010

The Hood - El Barrio




Confucius said:
He who wishes to secure the good of others has already secured his own.
Confucio dijo:
Quién asegura el bien de los demás ya ha asegurado su propio bien.


The Hood, or the Neighbourhood, as we should rightly call it is an fundamental part of living in a mountain community like El Rosario. In fact, survival here is almost incomprehensible without the good of the Hood. When shops, hospitals and public transport and communications are far away, small trading takes place. A kindly neighbour with a number of milking cows delivers some milk to your doorstep and in return you may leave some corn sitting in a bag in his front porch. You come and teach my children and I in return shall invite you into my home. You help me harvest my vegetables and in return I'll send a sackful over on the next mule. And there is rarely a person who doesn't have something to offer. If they don't have good land, they can supply labour, skills, tools, an art in cooking, use of the machete, perhaps just a good ear is enough.
And this is the way that communities are slowly built up and quickly eroded: a long-term trust in what's good for others is also good for you. However, once a link in the chain breaks, when people no longer need the man with fresh milk or the woman with the fresh eggs because they can buy it in the supermarket, then the whole structure collapses. We become less interdependent but at the same time less generous, most especially with our time. In our "developed" world, time is one of our most valuable commodities. We work long hours, we have short weekends, we go out late, we sleep in, we chat on the move, we text on the move, we read on the move. We longingly desire the next holiday when we can just stop.
In the "underdeveloped" world, there isn't money to spend on the type of leisure or work activities that we usually undertake. There aren't many mobiles, cars, computers or cameras near to where I live and people still engage in the fine art of conversation (although this may take place during some other activity: especially anything related to the kitchen and cooking). When there is a problem, a death, a financial difficulty, the circle of neighbours closes and protects the weaker members inside. On the other side, there are the restrictions created by close eyes watching your step and wagging tongues watching your moves. It's a double-edged sword, which has served me well as a visitor. Nevertheless I am realistic in thinking that living here would be hard because of how small and socially restricted the place really is.
I don't think we can underestimate the power of common good and the bonds created by working together, which usually bring much more frutciferous results than the sum of all our individual efforts. This pretty much applies to every walk of life and we do well in remembering every now and again our humanity, human fraility and need for each other.

El Barrio
El barrio, o la vecindad, como deberíamos llamarle es una parte fundamental de vivir en una comunidad de monte como El Rosario. De hecho, sobrevivir aquí es casi incomprensible sin la bondad de la vecindad. Cuando las tiendas, hospitales y transporte público son muy lejos, el trueque pequeño toma lugar. Un vecino amable con unos cuantas vacas lecheras te entrega algo de leche al portal y en vuelta puedes dejar un saquito de maíz en su porche. Vienes y enesñas a mis hijos y en vuelta te invitaré a mi casa. Me ayudas con la cosecha de las verduras y en vuelta te mandaré un saco de maíz con el próximo mulo. Y rara vez hay una persona que no tiene nada que ofrecer. Si no tienen lo que ofrece la tierra, ofrecen su propio labor, habilidades, herramientas, arte en cocina, uso del machete o tal vez simplemente la buena compañía.
Y así es como se hacen las comunidades: lentamente construidas y rápidamente deshechas: una confianza al largo plazo que dice que lo que es bueno para otros también es bueno para mi. Sin embargo, cuando se rompe un enlace de la cadena, cuando la gente ya no necesita el hombre con la leche fresca o la mujer con los huevos recién salidos de la gallina, porque los pueden comprar en el supermercado, entonces la estructura entera se colaspa. Llegamos a ser menos interdependientes, eso sí, pero menos generosos, especialmente con nuestro tiempo. En nuestro mundo "desarollado", el tiempo es uno de los comodidades más valorables. Trabajemos horas largas, tenemos fines de semanas cortas, salimos tardes, nos quedamos dormidos, hablemos mientras movemos, mandamos mensajes mientras movemos, leemos mientras movemos. Deseamos desesperadamente nuestras próximas vacaciones cuando podemos simplemente parar.
En el mundo "sub-desarollado", no hay dinero para gastar en las actividades de ocio y trabajo en que normalmente participemos. No hay muchos móviles, coches, ordenadores ni cámeras cerca de donde vivo yo y la gente todavía participan en el arte do conversación (aunque suele pasar durante otra actividad: especialmente algo relacionado con la cocina). Cuando hay un problema, una muerte, una dificultad financiera, se cierre el círculo de vecinos y defienden el miembro más débil que está dentro. Por el otro lado, hay las restricciones que vienen porque hay ojos cercanos mirando a cada paso y lenguas moviendo con cada movimiento que haces. Es una arma de doble fila, que como visitante me ha servido muy bien, pero también soy realista en pensar que vivir aquí es duro del punto de vista de lo pequeña y restringida que es la comunidad.
No creo que podemos subestimar el poder del bien de todos y los enlaces que se crean cuando trabajeos juntos. Normalmente trae unos resultados mucho más fructíferos que la suma de cada esfuerzo individual. Esto se puede aplicar a prácticamente todos los ámbitos de la vida y nos vendría muy bien recordar de vez en cuando nuestra humanidad, nuestra fragilildad y necesidad del uno y el otro.

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