View from the San Antonio Finca

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viernes, 30 de julio de 2010

Ecuador and Race - Ecuador y la Raza




Confucius said:
When we see men of a contrary character, we should turn inwards and examine ourselves.
Confucio dijo:
Cuando veamos un hombre de carácter contrario, deberíamos mirar por dentro y autoexaminarse.


In the wonderful book "Bruna, Soroche y los Tíos" by the Ecuatorian writer Alicía Yánez Cossio (Loosely translated as "Bruna, altitude sickness and her uncles"), Bruna, the young girl and main character of the novel, fights her way through the apathy and hypocrisy of the world around her to try to become free. During this process, Bruna encounters something once part of Ecuatorian society : a desire to "whiten" one's surname (by using a Spanish rather than native Indian name), to surpress any indigenous past in one's family tree and to throw dirt at everything Indian and even mestizo (mixed race). When asking her family about her origins she found a family photograph and asked her mother:
-Who's in the photo?
- I don't know. Maybe it's one of the servants....
-But here is our surname...
- Oh really? Oh it must be your grandfather then. But he's dressed up for the All Soul's Day parade.
-He looks indian...
- Oh no, no, no... he was very white. Here he's got make up on. People really knew how to have fun back then.
- Can I have the photo of grandfather as a present?
- No no. Impossible! Leave that thing!
In the past, admitting you had Indian blood was like admitting that you were a second-class citizen and while Ecuador has come a long way since those times, it is still true to say that there is still social and economic division between indígenas, blacks, mestizos and a small elite white class.
The majority of the Ecuadorian population of 14.5 million people is mestizo, that is to say a mix of Spanish and indigenous blood. Three percent are black. A quarter of Ecuador's population are indigenous people, coming from more than a dozen native groups. There are nine dialects of Kichwa, the language of the native Ecuadorian and there are a further eight indigenous languages in the Oriente belonging to etchic groups such as the Shuar, Achuar, Huaorani and Secoyas. The statistics alone are enough to prove that this a rich and varied cultural mix.
The first indigenous groups inhabited Ecuador's territory twelve thousand years ago. These were followed by the Incas who colonized the land in the late fifteenth century. Considering that the Incas ruled what is now Southern Ecuador for only seventy years and northern Ecuador for only thirty, they had an enormous impact on the region. The language of the Incas, Kichwa, was imposed on the local population and became part of the indigenous culture as we know it today. In quick succession, the Spaniards conquered the Incas in the 1530's and with them they brought African slaves from the colonies.
What this mix of races creates is on the one hand a diversity of peoples, languages, cultures and on the other, a major crisis of self-identity as a nation. Ecuador is still coming to terms with its own prejudices and while one race and another live shoulder to shoulder in the villages, towns and cities, there is not always equal opportunities for each group. The growing external interest in the environmental movement, native cultures and a certain amount of national pride is going some of the way to correct this imbalance and make way for a new status quo for every individual within the country.

Ecuador y la Raza
En su libro semenal "Bruna, soroche y los tíos", la escritora Alicia Yánez Cossio habla de su protagonista Bruna, una chica joven, que lucha contra la apatía y hipocrisía del mundo de su alrededor para intentar liberarse. Durante este proceso, Bruna encuentra algo que una vez fué parte de la sociedad ecuatoriana: un deseo de "blanquear" su apellido (usando un nombre castellano en vez de indio), de suprimir cualquier pasado indígena de su árbol de familia y ensuciar todo lo indígena e incluso mestizo. Cuando Bruna pregunta a su familia sobre sus orígenes, encuentra una foto familiar y pregunta a su madre:
-¿de quién es la foto?
- No lo sé... Quizás de uno de los críos.
- Pero aquí está nuestro apellido
- Ah sí? Tiene que ser del abuelo entonces. Pero está disfrazado para el Día de todos los santos
-Parece indio...
- O, no, no, no... Fué muy blanco. Aquí lleva maquillaje. La gente sabían divertirse mejor entonces.
-Regálame la foto del abuelo.
- No no. Imposible! Déjalo ya!
En el pasado, reconocer que tenías sangre indio fué como admitir que fueras un ciudadano de segunda clase y aunque Ecuador ha mejorado mucho desde estos tiempos, sigue siendo verdad que hay una división social e económica entre indígenas, negros, mestizos y un pequeño elite blanco.
La mayoría de la población ecuatoriana de 14.5 milliones de gente es mestiza, es decir una mezcla de sangre español e indígena. Tres por ciento son negros. Una cuarta parte de la población ecuatoriana es indígena, que deriven de más de una docena de grupos nativos distintos. Hay nueve dialetos de Qechua, el idioma del Ecuatoriano nativo, y hay ocho idiomas más en el Oriente. Pertinecen a grupos étnicos como los Shuar, Achuar, Huaorani y Secoyas. Las estadisticas sólas son bastantes para comprobar que Ecuador tiene una mezcla rica e variada.
Los primeros grupos indígenos vivieron en el territorio ecuatoriano hace doce mil años. Después siguieron los incas al final del siglo quince. Considerando que los Incas reinaron en la parte sur de Ecuador durante sólo setenta años y la parte norte de unos treinta, tuvieron un impacto enorme en la región. El idioma de los Incas, el Quechua fué impuesto en la población local y llegó a ser parte de la cultura indígena como lo conocemos hoy en día. En successión rápida, los españoles conquistaron los Incas en los años 1530 y con ellos, llevaron esclavos africanos desde las colonias.
Lo que hace esta mezcla de razas por un lado es crear una diversidad de gentes, lenguas y culturas. Por otro lado, hay un crisis en mayúsclas de la identidad de cada uno y como se define como nación. Ecuador está intentado llegar a conquistar sus propios prejuicios y aunque una raza vive hombro a hombro con otra en los pueblos y cuidades, no hay siempre oportunidades iguales para cada grupo. El creciente interés externo en el movimiento ecoógico, culturas indígneas y una cierta pizca de orgullo nacional va en camino a corregir este inequilibirio y hacer un nuevo estatus quo para cada individuo dentro del país.

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